viernes, 4 de abril de 2008

¿Una semana más?

Sé que no publico nada hace bastante tiempo. No sé, no todos los días siento algo que me mueva a escribir... hoy sí.
Vengo saliendo de una semana en la que me he hecho muchas preguntas sobre la calidad humana de las personas, y cuando hablo de calidad humana no me refiero a que tengan dos piernas o dos brazos... sino a cosas "un poquito" más profundas. En los días recién pasados me he encontrado con diferentes situaciones que me hacen pensar que en vez de avanzar estamos retrocediendo. Siento que nuestra cultura, en lugar de seguir los patrones de desarrollo lógicos, los destruye. De otra manera no me explico, por ejemplo, la ilógica resolución de prohibir el uso de la píldora del día después y otros métodos anticonceptivos. Creo que no soy el único que piensa que con este tipo de medidas se trunca toda libertad de desición que las mujeres puedan tener y a la vez se truncan todos los intereses de hacer de nuestro país un país desarrollado. No basta, señores, con tener buenos resultados a nivel económico (verdad que ya ni eso tenemos) ni ser considerados (¿autoconsiderados?) los jaguares de sudamérica, si no avanzamos en los temas de desarrollo de nuestras libertades, para poder de esa manera construir de una ver por todas una sociedad que sepa respetarse.
Ese es un segundo tema del que quiero hablar: tengo hace mucho tiempo un constante conflicto en mi cabeza sobre los niveles educacionales que existen en nuestra sociedad, y que no se crea que con educación me refiero a la cantidad de años que fueron al colegio o si tuvieron la oportunidad de llegar a la universidad, sino que a los valores que creo todos deberíamos tener, como sea, siempre hay gente que está ahí para demostarme lo lindo que tiene la vida. Hoy, en mi recorrido por Transantiago diario me pasaron dos cosas que me dejaron pensando: 1. una abuelita me dijo: "¡qué caballero!" cuando le di el asiento, y aunque no lo crean, eso me hizo sentir muy, muy bien; quiéranlo o no, uno no está acostumbrado a recibir esa clase de agradecimientos de la gente, más bien estamos acostumbrados a recibir malas caras por muchos de los lugares que pasamos y finalmente eso es una cuestión de disposición, es un círculo, la gente no anda con buena disposición porque los demás no andan con buena disposición...¿Y si hacemos un esfuerzo todos?¿Y si intentamos aumentar nuestros niveles de sonrisas? Es gratis. Y la cosa número 2 fue que vi a una mujer llorando en la micro, no supe sus razones, no supe que le pasaba, quise saberlo, quise sentarme a su lado y preguntar en qué podía ayudar... pero no me atreví ¿Qué habrían hecho ustedes? ¿Qué opinan ustedes de todo esto?

Creo que se disvirtuó el motivo inicial de mi texto, siempre pasa, empiezo con algo y termino con otra cosa. ¡Dios! Tengo que aprender a comenzar y finalizar las cosas. Todo cerradito, como las noticias de las clases con la bendita pirámide invertida sacada de la edad de piedra o antes, quizás.