domingo, 8 de julio de 2007

Esclavo moderno

06:22 suena el despertador y sé lo que me espera: hago lo mismo, de lunes a viernes. 7:10 sentado en el auto, los 35 minutos que me esperan en el son la mitad durmiendo, la mitad escuchando lo que no quiero escuchar. Tengo frío.
8 menos 10 y entro a donde no quiero entrar, apuro el paso: no vaya a ser que me sermoneen. Al fin cuando logro pasar sé que me esperan a lo menos 6 horas ahí viendo a gente que no quiero ver, pero también viendo lo que tanto quiero ver.
¡Y llega! las 2.20 campana, grito y me esperan las horas del día. Espero por el momento en que la mente queda en blanco y el corazón lo maneja todo. Pero todo lo bueno acaba, todo lo malo también, pero lo bueno acaba rápido. Y así a las 5 estoy sentado, ahora más contento, me siento bien, sigo teniendo frío, pero queda poco.
Grande es la presión que me acompaña pero también lo son los sueños, aunque mis sueños se confundan con mi realidad y mi realidad a veces con mi fantasía. Esto es lo que soy... no, soy más que esto.

1 comentario:

Gastón Meza Santander dijo...

simplemente buen texto!
me recordó lo que sentía cuando atravesaba esa puerta antigua, que me llevaba a el lugar más estressante, pero a la vez más feliz de mi 4to medio.
xD! pero Qué es el estress del colegio al lado de la U? realmente te das cuenta que nada.

Creo que la cotaneidad es lo que me encanta, ese día a día que se vive con gente bella ^^

Realmente genial texto